La ciudad era grande y extensa, pero había poca gente en ella, y las casas no estaban construidas.

La ciudad era grande y extensa. Las murallas estaban evidentemente construidas sobre los antiguos cimientos, la ciudad cubría una gran extensión de superficie, como todas las ciudades orientales, las casas estaban separadas, con jardines y huertos intercalados. Esta extensión, en el estado en que se encontraba entonces Jerusalén, era tanto más observable cuanto que la población era comparativamente pequeña, y las viviendas de construcción más ruda y sencilla: meros cobertizos de madera o cubiertas de piedras sueltas sin mortero.

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