Y Jehová abrió la boca del asna, y ella dijo a Balaam: ¿Qué te he hecho yo, que me has golpeado estas tres veces?

El Señor abrió la boca del asno, para emitir, como un loro, sonidos articulados, sin entenderlos. Que se trate de una escena visionaria es una noción que, aunque sostenida por Maimónides, por Hengstenberg y por muchos escritores de eminencia, parece inadmisible por la improbabilidad de que una visión sea descrita como un hecho real en medio de una historia llana.

Además, la apertura de la boca del asno debe haber sido un acto externo, y eso, con el tenor manifiesto del lenguaje de Pedro, favorece fuertemente la visión literal. La ausencia de sorpresa ante tal fenómeno por parte de Balaam puede explicarse porque su mente estaba totalmente absorta en la perspectiva de ganancia, lo que produjo "la locura del profeta". Independientemente de lo que se diga de la estructura de la boca del asno, y de que la lengua y las mandíbulas no sean aptas para el habla articulada, el acto se debe a una causa adecuada: porque el Señor abrió la boca del asno.

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