Más vale poco con el temor de Jehová que gran tesoro y turbación.

Mejor (es) poco con el temor del Señor, que un gran tesoro, y la dificultad del mismo, el acompañamiento habitual de "gran tesoro" (cf.). Donde está el "temor del Señor", hay quietud; donde no lo hay, hay "problemas". Las riquezas, lejos de evitarse, traen problemas para adquirirlas, defenderlas, administrarlas y perderlas.

De modo que ha de preferirse lo "pequeño" que va acompañado del "temor del Señor", tanto para pasar esta vida en tranquilidad, libre de envidias, asechanzas y preocupaciones, como también para alcanzar la vida eterna.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad