El hombre impío desentierra el mal, y en sus labios hay como fuego abrasador.

El hombre impío desentierra el mal, es decir, cava un hoyo para atrapar en el mal a su víctima. El impío de hecho 'trabajo', pero es sólo para hacer travesuras.

Y en sus labios (hay) como un fuego ardiente, discurso maligno y calumnioso para herir a otros.

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