El que trabaja, trabaja para sí mismo; porque su boca la pide de él.

El que trabaja, trabaja para sí mismo, literalmente, 'El alma del que trabaja, trabaja,' etc.

Porque su boca lo anhela de él, literalmente, 'se inclina', o 'se inclina ante él', como un suplicante que ansía alimento para sus necesidades. O, más literalmente, 'se inclina sobre él', es decir, le impone trabajo. Salomón exhorta aquí a 'trabajar', que es la porción asignada al hombre ( "Todo el trabajo del hombre es para su boca").

El trabajo tiende al bien del que trabaja y suple sus necesidades apremiantes (cf.). De modo que en nuestras necesidades espirituales el trabajo (es decir, la diligencia y el fervor) es el camino hacia el descanso celestial. El apetito espiritual creado por Dios Espíritu Santo 'pide' la laboriosa diligencia del hombre, para obtener el don gratuito del pan de vida.

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