El que trabaja - literalmente, como en el margen, i. e., “El deseo del trabajador trabaja por él” (o, lo ayuda en su trabajo), “porque su boca lo impulsa”. El hambre de algún tipo es la primavera de todo trabajo abundante. Sin eso, el hombre se sentaría y se tranquilizaría. Así también, a menos que haya hambre en el alma, ansiando ser alimentado, no puede haber una verdadera labor después de la justicia y la sabiduría (compárese Mateo 5:6).

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad