No robes al pobre, porque es pobre: ​​ni oprimas al afligido en la puerta:

 No robes al pobre, porque es pobre, porque crees que es incapaz de evitar el mal. O, ya que es pobre, no añadas a su aflicción.

Los afligidos en la puerta, es decir, en el lugar de la justicia. Esas son las más graves injurias que se infligen con pretexto de justicia, cuando el mismo puerto de refugio se convierte en roca para naufragar. Deja que la pobreza de los pobres y la santidad del tribunal de justicia te intercedan por ellos.

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