Como la nieve en el verano, y como la lluvia en la siega, así la honra no conviene al necio.

Como la nieve en el verano, y como la lluvia en la siega (son intempestivos y perjudiciales para las cosechas); así que honor... por un tonto. Dios bendijo tanto a Tierra Santa que la lluvia en la cosecha (junio y julio) fue algo desconocido, excepto como un milagro. La lluvia hubiera impedido la recogida de los frutos de la tierra, y la trilla que se hacía al aire libre. Es una gran calamidad cuando hombres malos e insensatos son designados para puestos de honor en la Iglesia y el Estado.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad