Corrige a tu hijo, y él te dará descanso; sí, él dará placer a tu alma.

Corrige a tu hijo, y él te dará descanso (de todas las preocupaciones que los hijos impíos causan a sus padres); sí, él dará (no sólo descanso, sino también) deleite a tu alma, lo cual compensará ricamente el ligero y pasajero dolor que tuviste al corregirlo.

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