Da a las bestias su comida, y a los cuervos que gritan.

Él da a la bestia su comida. 

Y a los cuervos jóvenes que gritan.  Los cuervos, con su grito ronco, están apelando inconscientemente a su Creador y Conservador por su alimento necesario. No dependen de los frutos regulares de la tierra, sino de una subsistencia precaria.

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