Oh Dios, ¿hasta cuándo te reprochará el adversario? ¿blasfemará el enemigo tu nombre para siempre?

Oh Dios, hasta cuándo... para siempre, () ¿Blasfemará el enemigo tu nombre? El profeta, en su celo y piedad, está más preocupado por la deshonra hecha al nombre de Dios que por el sufrimiento de sí mismo y de su pueblo.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad