Defiende al pobre y al huérfano: haz justicia al afligido y al necesitado.

Defiende al pobre y al huérfano, literalmente, 'Juez', etc., en contraste con despedir sin ser escuchados a los que apelan a ellos por justicia, como el juez injusto por un largo tiempo despidió a la viuda que acudía a él continuamente, diciendo: "Venganza yo de mi adversario" (; cf.).

Todo príncipe, dice Lutero, debería tener estos tres versículos, sí, todo el salmo, pintados en las paredes de su habitación, en su cama, sobre su mesa e incluso en su ropa. Porque aquí encontrarán la virtud elevada y principesca que exige su situación; de modo que ciertamente la supremacía mundana, después del oficio del ministerio, es el servicio más alto de Dios y el deber más provechoso sobre la tierra.

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