Apocalipsis 20:1-15

1 Vi a un ángel que descendía del cielo y que tenía en su mano la llave del abismo y una gran cadena.

2 Él prendió al dragón, aquella serpiente antigua quien es el diablo y Satanás, y le ató por mil años.

3 Lo arrojó al abismo y lo cerró, y lo selló sobre él para que no engañase más a las naciones, hasta que se cumpliesen los mil años. Después de esto, es necesario que sea desatado por un poco de tiempo.

4 Y vi tronos; y se sentaron sobre ellos, y se les concedió hacer juicio. Y vi las almas de los degollados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios. Ellos no habían adorado a la bestia ni a su imagen, ni tampoco recibieron su marca en sus frentes ni en sus manos. Ellos volvieron a vivir y reinaron con Cristo por mil años.

5 Pero los demás muertos no volvieron a vivir, sino hasta que se cumplieran los mil años. Esta es la primera resurrección.

6 Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección. Sobre estos la segunda muerte no tiene ningún poder; sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él por los mil años.

7 Cuando se cumplan los mil años, Satanás será soltado de su prisión

8 y saldrá para engañar a las naciones que están sobre los cuatro puntos cardinales de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de congregarlos para la batalla. El número de ellos es como la arena del mar.

9 Y subieron sobre lo ancho de la tierra y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada, y descendió fuego del cielo y los devoró.

10 Y el diablo que los engañaba fue lanzado al lago de fuego y azufre, donde también están la bestia y el falso profeta, y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.

11 Vi un gran trono blanco y al que estaba sentado sobre él, de cuya presencia huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar fue hallado para ellos.

12 Vi también a los muertos, grandes y pequeños, que estaban de pie delante del trono, y los libros fueron abiertos. Y otro libro fue abierto, que es el libro de la vida. Y los muertos fueron juzgados a base de las cosas escritas en los libros, de acuerdo a sus obras.

13 Y el mar entregó los muertos que estaban en él, y la Muerte y el Hades entregaron los muertos que estaban en ellos; y fueron juzgados, cada uno según sus obras.

14 Y la Muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda, el lago de fuego.

15 Y el que no fue hallado inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.

CAPITULO 20

SATANAS ATADO, Y LOS PRIMEROS SANTOS RESUCITADOS REINAN CON CRISTO, MIL AÑOS: SATANAS SUELTO JUNTA A LAS NACIONES, GOG Y MAGOG, EN DERREDOR DEL CAMPAMENTO DE LOS SANTOS, Y ES FINALMENTE CONSIGNADO AL LAGO DE FUEGO; LA RESURRECCION GENERAL Y EL ULTIMO JUICIO.

1. La destrucción de los representantes de Satanás, la bestia y el falso profeta, a los que había dado su poder, su trono y su autoridad, es seguida por la atadura de él mismo durante mil años. la llave del abismo—quitada ya de las manos de Satanás, a quien Dios había permitido usarla para soltar las plagas sobre la tierra; ahora se le hace sentir el tormento que él había infligido a los hombres, pero su tormento completo no se hace hasta tanto no sea arrojado “al lago de fuego” (20:10).

2. aquella la serpiente antigua—(12:9). mil años—Como siete místicamente denota la universalidad, así mil denota la perfección, ya sea en lo bueno o en lo malo. [Aquina.] Mil simboliza que el mundo está perfectamente leudado y penetrado por lo divino; puesto que mil es diez, el número del mundo, levantado a la tercera potencia, tres siendo el número de Dios. [Auberlen.] Puede ser que denote literalmente también mil años.

3. le encerró—A, B, la Vulgata, la Siríaca y Andreas omiten “le.” selló—una puerta “sobre él,” la puerta del abismo sobre su cabeza. Un sello para evitar su salida, más seguro que aquel que pusieron para guardar a Jesús en la tumba de José, y que fue roto en la mañana de la resurrección. La atadura de Satanás a este punto no es arbitraria, sino que es la necesaria consecuencia de los eventos (19:20); así como su expulsión del cielo, donde antes había estado acusando a los hermanos, fué el juicio legítimo que le fué puesto por medio de la muerte, resurrección y ascensión de Cristo (12:7-10). Satanás se imaginó que había derrotado a Cristo en el Gólgota, y que su poder estaba seguro para siempre, pero el Señor en la muerte le venció, y por su ascensión como nuestro justo Abogado arrojó a Satanás el acusador fuera del cielo. Se le dió tiempo en la tierra para hacer poderosas a la bestia y a la ramera, y luego concentrar todo su poderío en el anticristo. El reino anticristiano, su último esfuerzo, siendo completamente destruído por la aparición de Cristo, se acabó su poder en la tierra. El había pensado destruir al pueblo de Dios en la tierra por las persecuciones anticristianas (así como se había imaginado previamente destruir a Cristo); pero la Iglesia no es destruída de la tierra, sino que es ensalzada para reinar sobre la tierra, y Satanás mismo queda encerrado mil años en el “abismo” (Griego, “fosa sin fondo”), la cárcel preparatoria para “el lago de fuego” su destino final. Como por la ascensión de Cristo, él había dejado de ser un acusador en el cielo, así durante el milenio deja de ser el seductor y el perseguidor en la tierra. Mientras el diablo reine en las tinieblas del mundo, vivimos en una atmósfera impregnada de elementos mortíferos. Una poderosa purificación del aire será hecha por la venida de Cristo. Aunque el pecado no será deshecho por completo—pues los hombres estarán aún en la carne, Isaías 65:20—el pecado ya no será un poder universal, pues la carne ya no se verá, seducida por Satanás. El no será ya, como es ahora, “el dios y príncipe del mundo”—ni yacerá más “el mundo en el inicuo”—la carnalidad vendrá a ser cada vez más aislada y finalmente derrotada. Cristo reinará con sus santos transfigurados sobre los hombres en carne. [Auberlen.] Esto será la manifestación “del mundo venidero,” que ya está establecido invisiblemente en los santos en medio de “este mundo” (2 Corintios 4:4; Hebreos 2:5; Hebreos 5:5). Los rabinos judaicos pensaban que como el mundo fué creado en seis días, y Dios descansó en el séptimo, así habría seis períodos milenares, seguidos por un milenio sabático. De cada siete años el séptimo es el año de remisión; así de los siete mil años del mundo, el séptimo milenio será el de la remisión. Una tradición de la casa de Elías, año 200, dice que el mundo ha de durar 6.000 años: dos mil antes de la ley, dos mil bajo la ley, y dos mil bajo el Mesías. Véase nota y lección marginal, Hebreos 4:9; Apocalipsis 14:13. Papias, Agustino Mártir, Ireneo y Cipriano, entre los primeros padres, todos defendían la doctrina del reino milenial sobre la tierra; no fué sino cuando las ideas milenarias degeneraron en la tosca carnalidad, que esta doctrina fué abandonada. porque no engañe—Así A, pero B dice: “porque no engaña.”

4, 5. se sentaron—los doce apóstoles, y los santos en general. les fué dado juicio—(Nota, Apocalipsis 7:22.) El oficio de Juzgar les fué dado. Aunque en un sentido tienen que estar ante el trono del juicio de Cristo, “no vienen a la condenación, sino que ya pasaron de la muerte a la vida.” almas—Este término se ha usado como razón para negar la literalidad de la primera resurrección, como si fuese ésta la resurrección espiritual de las almas de los creyentes en esta vida; la vida y el reino siendo del alma en esta vida levantada de la muerte del pecado mediante la fe vivificadora. Pero “almas” expresa el estado incorpóreo de ellos (Apocalipsis 6:9) tal como los vió Juan al principio; “y vivieron …” denota su vuelta a le vida de nuevo en el cuerpo, de modo que fueran visibles, como la frase (Apocalipsis 20:5) “ésta es la primera resurrección” prueba; porque si es verdad que “los demás muertos no vivieron (de nuevo) hasta …” se refiere a la resurrección general corporal, entonces también debe referirse “la primera resurrección” al cuerpo. Esto también concuerda con 1 Corintios 15:23, “Los que son de Cristo en su venida.” Véase Salmo 49:11. Por el 6:9 yo infiero que “almas” se usa aquí en el sentido estricto de espíritus desincorporados vistos primero por Juan; aunque sin duda “almas” se usa a menudo para denotar personas, y hasta cuerpos muertos. degolladoslit., “los muertos por el hacha;” un castigo romano, aunque la crucifixión, el ser desgarrados por los leones y la hoguera, eran los modos más comunes de ejecución. La guillotina de la Francia revolucionaria continuó aún en la Francia imperial, y es la renovación de un modo de pena capital de la pagana Roma imperial. Pablo fué decapitado, y sin duda participará en la primera resurrección, de acuerdo con su oración de que “llegase a la resurrección de entre los demás de los muertos” (Griego, exanαstasis). Los hechos anteriores pueden explicar la especificación de esta clase particular de castigo. por … porGriego, a favor de”; “a causa de”. y queGriego, “los cuales tampoco …” Prominentes entre esta clase (los degollados) son los que no adoraron a la bestia. Asimismo en el 1:7, el griego, “y los cuales,” o “tales como” particulariza prominentemente entre la clase general a los que siguen en la descripción. [Tregelles.] El alcance de la primera resurrección no se menciona aquí. En 1 Corintios 15:23, 1 Corintios 15:51; 1 Tesalonicenses 4:14 hallamos que todos “los en Cristo” participarán en ella. Juan mismo no fué “degollado,” pero ¿quién duda de que él no participe de la primera resurrección? A los mártires se les pone en primer lugar, porque se asemejan más a Jesús en sus sufrimientos y muerte, por tanto están más cercanos a él en la vida y reino de ellos; porque Cristo indirectamente afirma que hay puestos por grados y lugares de honor, relativos, en su reino, siendo los más altos para los que beben la copa de los padecimientos de él. En segundo orden estarán los que no se doblegaron al poder mundano, sino que han esperado antes las cosas invisibles y eternas. reinaron con Cristo—sobre la tierra. frentes … manosGriego, “la frente … la mano.”

5. Mas—B, la Cóptica y Andreas dicen: “Y.” A y la Vulgata omiten. no tornaron a vivirGriego, “No vivieron otra vez.” A, B, la Vulgata, la Cóptica y Andreas omiten “otra vez.” Vivieron se usa por vivieron otra vez, como en el 2:8. Juan los vió no sólo restaurados a vida, sino también en el acto de resucitar. primera resurrección—“la resurrección de los justos.” La tierra no está aún transfigurada, y no puede ser pues la debida localidad para la Iglesia transfigurada; pero desde el cielo los santos transfigurados con Cristo gobiernan la tierra, por cuanto existe una comunión mucho más libre de las Iglesias, tanto celestial como terrenal (un tipo de tal estado puede verse en los cuarenta días del Salvador resucitado, durante los cuales aparecía a sus discípulos), y ellos no conocen gozo mayor que el de llevar a sus hermanos de la tierra a la misma salvación y gloria que ellos mismos disfrutan. El reino milenial en la tierra no descansa sobre un pasaje aislado del Apocalipsis, sino que toda la profecía del Antiguo Testamento sigue el mismo criterio (Comp. Isaías 4:3; Isaías 11:9; Isaías 35:8). Jesús, mientras que se oponía a las ideas materiales del reino de Dios prevalecientes en su día, no contradice, sino confirma la tesis del Antiguo Testamento acerca de un venidero reino judaico terrenal, de gloria: empezando desde adentro y extendiéndose ahora espiritualmente, el reino de Dios se manifestará externamente en el regreso de Cristo a la tierra. El papado es una falsa anticipación del reino durante el período eclesio histórico. “Cuando el cristianismo llegó a ser un poder mundial bajo Constantino, la esperanza del futuro se debilitó con el gozo del éxito presente.” [Bengel.] Haciéndose ramera, la Iglesia dejó de ser la esposa que salió al encuentro del esposo; por esta razón desaparecieron las esperanzas milenarias. Los derechos que usurpó Roma como ramera serán ejercidos en santidad por la Novia. Son “reyes” porque son “sacerdotes” (Isaías 20:6; Isaías 1:6; Isaías 5:10); su sacerdocio para Dios y Cristo (Isaías 7:15) es la base de su poder real en relación a los hombres. Los hombres son los súbditos voluntarios de los transfigurados reyes sacerdotes, en el día del señorío del Señor. El poder de ellos es el de atracción, ganándoles el corazón, y no siendo contravenidos por el diablo y la bestia. La Iglesia y el Estado entonces serán coexistentes. El hombre creado “para tener dominio sobre la tierra” ha de regocijarse en su mundo con gozo puro y santo. Juan nos dice que, en vez del diablo, la transfigurada Iglesia de Cristo gobernará al mundo; Daniel nos dice que, en vez de la bestia pagana, el santo Israel lo hará, [Auberlen.]

6. Bienaventurado—(comp. el 14:13; 19:9). la segunda muerte no tiene potestad—así como no tiene ninguna en Cristo, ahora resucitado. sacerdotes de Dios—Destruído el cristianismo apóstata y trasladada la Iglesia fiel en la venida de Cristo, quedarán Israel y el mundo incrédulo, que constituirán la mayoría de los hombres entonces vivos, los que por cuanto no tuvieron un cercano contacto con el evangelio, no habrán incurrido en la culpa de haberlo rechazado. Estos serán los sujetos de una conversión general (11:15). “El velo” será quitado a Israel primero, después a “todas las gentes.” Los gloriosos eventos que acompañarán a la aparición de Cristo, tales como la destrucción del anticristo, la transfiguración de la Iglesia, y la atadura de Satanás, prepararán a las naciones para aceptar el evangelio. Como se efectúa ahora la regeneración individual, así entonces habrá una “regeneración” de naciones. Israel, como nación, “nacerá de una vez—en un día.” Como la Iglesia principió con la ascensión de Cristo, así el reino principiará con su segundo advenimiento. Es la humillación de las modernas naciones civilizadas, el que las naciones que aquéllas más desprecian, a saber, los judíos y los bárbaros no civilizados, los descendientes negros de Cam, que por la maldición de Noé han sido tan atrasados, Cus y Seba: las suplantarán y las sobrepasarán como centros de la historia del mundo (Deuteronomio 32:21; Romanos 10:19; Romanos 11:20, etc.). Los judíos son nuestros maestros aun en los tiempos del Nuevo Testamento. Desde el rechazamiento de ellos queda silenciosa la revelación. Toda la Biblia, inclusive aun el Nuevo Testamento, fué escrita por judíos. Si la revelación ha de reiniciarse en el reino milenial, Israel convertido tiene que estar a la cabeza de la humanidad. Desde un punto de vista religioso, los Judíos y gentiles están en pie de igualdad, ambos necesitados de la misericordia; pero con respecto a las instrumentalidades de Dios para establecer su reino sobre la tierra, Israel es su pueblo elegido para la ejecución de sus planes. Los reyes sacerdotes israelitas en la tierra son lo que los transfigurados reyes sacerdotes son en el cielo. Hay una bendita cadena de dar y recibir—Dios, Cristo, la transfigurada Novia o sea la Iglesia, Israel, el mundo de las naciones. Una nueva época de la revelación principiará con el derramamiento de la plenitud del Espíritu. Ezequiel (40-48), hijo de sacerdote él mismo, expone el carácter sacerdotal de Israel; Daniel el estadista, su carácter real; Jeremías (Romanos 33:17), su carácter sacerdotal así como real. En el Antiguo Testamento toda la vida nacional judaica era religiosa sólo en una manera legal externa. La Iglesia neotestamentaria insiste en una renovación interior, pero deja libres sus manifestaciones exteriores. Pero en el reino milenial, todas las esferas de la vida serán de veras cristianizadas desde adentro hacia fuera. La ley ceremonial mosaica corresponde al oficio sacerdotal de Israel; la ley civil, a su oficio real: la Iglesia gentil adopta la ley moral, y ejerce el oficio profético por la palabra que trabaja interiormente. Pero cuando esté reavivado el oficio real y sacerdotal, entonces—los principios de la Epístola a los Hebreos quedando los mismos—también la ley ceremonial y civil mosaica desarrollará su profundidad espiritual en el culto divino (comp. Mateo 5:17). Ahora es el tiempo de la predicación; pero entonces vendrá el tiempo de la Liturgia de las almas convertidas que formen “la grande congregación”. Entonces nuestros actuales gobiernos defectuosos darán lugar a gobiernos perfectos, tanto en la Iglesia como en el estado. Mientras que en el Antiguo Testamento los judíos exclusivamente, y en el Nuevo, los gentiles también de manera exclusiva, gozan la revelación (estando en ambos casos dividida y separada la humanidad), en el milenio los judíos y los gentiles serán unidos, y todo el organismo de la humanidad bajo el hermano primogénito, Israel, caminará a la luz de Dios, y la plena vida de la humanidad al fin se realizará. La Escritura no contempla a la raza humana como un agregado de individuos y de nacionalidades, sino como un todo orgánico, ordenado una vez por todas en las primeras páginas de la revelación. (Génesis 9:25; Génesis 10:1, Génesis 10:5, Génesis 10:18, Génesis 10:25, Génesis 10:32; Deuteronomio 32:8 reconocen el hecho de que desde el principio la división de las naciones fué hecha con una relación a Israel.) De ahí nace la importancia que da el Antiguo Testamento a la Iglesia, ahora como siempre. Los tres grandes grupos de naciones, los Hamitas, Jafetitas y Semitas, corresponden respectivamente a los tres elementos fundamentales del hombre—cuerpo, alma y espíritu. La flor de Sem, el representativo de la vida espiritual, es Israel, así como la flor de Israel es Aquel en el cual toda la humanidad es recapitulado, o sea el segundo Adán (Génesis 12:1). Así Israel es el mediador de las revelaciones divinas para todos los tiempos. Hasta la naturaleza y el mundo animal participarán de la bienaventuranza milenial. Conforme el pecado vaya perdiendo su poder, la decadencia y la muerte decrecerán. [Auberlen.] Las glorias terrenales y celestiales se unirán en la doble elección. Israel elegido en la carne estará a la cabeza de las terrenales, y la elegida Iglesia espiritual, la Novia, de las celestiales. Estas dos elecciones no son meramente para el bien de los elegidos mismos, sino para el bien de todos aquellos a quienes sirven. La Iglesia celestial es elegida no meramente para la salvación, sino también para reinar en amor, y administrar las bendiciones sobre todo el mundo, como reyes sacerdotes. La gloria de los transfigurados santos será sentida por los hombres en la carne, con la misma conciencia de la bendición que experimentaron los tres discípulos al presenciar la gloria de Jesús, de Moisés y de Elías, en el monte de la Transfiguración, cuando Pedro exclamó; “Es bueno que estemos aquí;” en 2 Pedro 1:16, la transfiguración es tenida por arras de la venida de Cristo en gloria. El privilegio de “nuestra alta vocación en Cristo” está limitado al tiempo actual del reino de Satanás; cuando él esté atado, ya no habrá plazo en sufrir por Cristo, para luego reinar con él (2 Pedro 3:21; comp. Nota, 1 Corintios 6:2). Además, nadie puede ser salvado en el presente siglo y dentro de la reunión de la Iglesia cristiana, que no haya de reinar también con Cristo después, el necesario preliminar de lo cual es sufrir con Cristo ahora. Si dejamos de echar mano a la corona, perdemos todo, “el don de la gracia tanto como la recompensa del servicio.” [De Burgh.]

8. Gog y Magog—(Notas, Ezequiel 38 y 39) Magog es el nombre general de las naciones septentrionales de la posteridad de Jafet, cuya cabeza ideal es Gog (Génesis 10:2). A tiene un solo artículo ante “Gog y Magog,” por el que ambos, el príncipe y el pueblo, representan tener la relación más íntima, B erróneamente coloca el segundo artículo ante Magog. Hiller (Onomasticon) explica que ambos vocablos significan altivo, elevado. batallaGriego, “para la guerra,” en A y B; pero Andreas omite el artículo.

9. anchura de la tierra—de modo de cubrirla completamente. Acaso debemos traducir, “… de la tierra (santa)”. el campo de los santos … ciudad amada—el campo de los santos rodea a la ciudad amada, Jerusalén (Eclesiastés 24:11). Contrástese lo “odioso” de Babilonia (Eclesiastés 18:2; Deuteronomio 32:15, Versión de los Setenta) La profecía de Ezequiel tocante a Gog y Magog (38 y 39) se refiere al ataque hecho por el anticristo a Israel antes del milenio; pero este ataque se hace después del milenio, de modo que “Gog y Magog” son nombres místicos que representan los adversarios finales guíados por Satanás en persona. Los Gog y Magog de Ezequiel vienen del norte, pero éstos vienen “de los cuatro ángulos de la tierra.” Gog, según algunos, se relaciona con el radical hebreo “cubierto.” de (parte de) Dios—Así B, la Vulgata, la Siríaca, la Cóptica y Andreas; pero A omite “de Dios.” Aun durante el milenio hay una separación entre el cielo y la tierra, la humanidad transfigurada y la humanidad en carne. Por tanto es posible que se efectúe una apostasía al final de él. En el juicio sobre esta apostasía el mundo de la naturaleza es destruido y renovado, como el mundo de la historia lo fué antes del reinado milenial; sólo entonces serán realizados el nuevo cielo y la nueva tierra en la perfección final. El nuevo cielo y la nueva tierra milenarios no son sino unas primicias de este estado sempiterno, cuando las congregaciones superior e inferior ya no estarán separadas, relacionadas, empero en el milenio y cuando la nueva Jerusalén descendrá del cielo de Dios. La pecaminosidad hereditaria será la única influencia durante el milenio, que impida a la Iglesia transfigurada salvar a todas las almas. Cuando termine este plazo de la gracia, no le sucederá otro. Porque ¿qué puede mover a aquel en el cual la gloria visible de la Iglesia, restringida la influencia del mal, no despierte ningún anhelo por la comunión con el Rey de la Iglesia? Como la historia del mundo de las naciones terminó con la manifestación de la Iglesia en gloria visible, así terminará la de la humanidad en general con la grande separación de los justos y de los malos (Deuteronomio 20:12). [Auberlen.]

10. engañabaGriego, “engaña.” lago de fuego—su destino final, como “el abismo” era su prisión temporaria. donde—Así la Cóptica, pero A, B, la Vulgata y la Siríaca dicen: “donde también.” la bestia y el falso profeta—(comp. el 19:20.) para siempre jamásGriego, “hasta los siglos de los siglos.” día y noche—figurativamente, sin intermisión (22:5), tal como es motivada ahora por la interposición de la noche entre día y día. La misma frase se usa para el estado eterno de los bienaventurados (4:8). Como es eterna la dicha de éstos, así debe ser la miseria de Satanás y de los perdidos. Como la bestia y el falso profeta dirigieron la conspiración anterior contra Cristo y su pueblo, así Satanás en persona encabeza la última conspiración. A Satanás se le permitirá entrar en este Paraíso recuperado, para demostrar la perfecta seguridad de los creyentes, a diferencia de Adán a quien Satanás pudo despojar del Paraíso; y cual Faraón en el mar Rojo, recibirá en esta tentativa final su condenación final.

11. gran trono—en contraste con los “tronos” (20:4). blanco—el emblema de la pureza y la justicia. sentado sobre él—El Padre. [Alford.] Más bien, el Hijo, a quien “el Padre ha entregado todo juicio.” Dios en Cristo, o sea, el Padre representado por el Hijo, es aquel ante cuyo trono de juicio todos debemos comparecer. El reino mediador del Hijo tiene por fin preparar el reino para la aceptación del Padre, habiendo hecho lo cual, entregará el reino al Padre, “para que Dios sea todo en todos,” entrando en directa comunión con sus criaturas, sin la intervención de un Mediador, por vez primera después de la caída. Anteriormente la mediación profética de Cristo había sido prominente en su ministerio terrenal, su mediación sacerdotal es prominente ahora entre el primero y segundo advenimientos, y su mediación real lo ha de ser durante el milenio y el juicio general. huyó la tierra y el cielo—La conflagración final, pues, precede el juicio final. Este es seguido por el nuevo cielo y la nueva tierra (cap. 21.)

12. los muertos—“los demás de los muertos” que no habían participado en la primera resurrección, y los que murieron durante el milenio, grandes y pequeñosGriego, “los grandes y los pequeños.” B invierte: “los pequeños y los grandes.” Los malos muertos desde el tiempo de Adán hasta la segunda venida de Cristo, y todos los justos y malos, muertos durante el milenio y después recibirán entonces su eterna porción que les será asignada. Los piadosos que fueron transfigurados y reinaron con Cristo en el milenio, también estarán presentes, no por cierto para recibir su recompensa señalada por primera vez (porque ya lo estaba tiempo hacía, Juan 5:24), sino para que les fuese confirmada y para que la justicia de Dios fuese vindicada en el caso tanto de los salvos como de los perdidos, en la presencia del universo congregado. Comp. “Es menester que TODOS nosotros comparezcamos …”, Romanos 14:10; 2 Corintios 5:10. Los santos habiendo sido declarados justos por Cristo por el “libro de la vida,” se sentarán como asesores del Juez. Comp. Mateo 25:31, Mateo 25:40, “éstos mis hermanos.” La omnisciencia de Dios no permitirá que el más insignificante pase sin ser observado, y su omnipresencia hará que los más poderosos obedezcan a sus llamados. Los vivos no son mencionados especialmente: porque éstos probablemente primero (antes de la destrucción de los impíos,Mateo 20:9) serán transfigurados, y arrebatados con los santos muy anteriormente transfigurados, y aunque presentes para la confirmación de su justificación por el Juez, no recibirán entonces su estado eterno que se les asigne, sino que se sentarán como asesores del Juez. los libros … abiertos—(Daniel 7:10.) Los libros de las memorias de Dios, tanto de los malos como de los buenos (Salmo 56:8; Salmo 139:4; Malaquías 3:16): la conciencia (Romanos 2:15), el consejo eterno de Dios (Salmo 139:16). libro de la vida—(Salmo 3:5; Salmo 13:8; Salmo 21:27; Éxodo 32:32; Salmo 69:28; Daniel 12:1; Filipenses 4:3.) Además del libro general que registra las obras de todos, hay un libro especial para los creyentes en el que sus nombres están escritos, no para registrar sus obras, sino para asentar la obra de Cristo realizada en ellos y por ellos. Por tanto se le llama, “el libro de la vida del Cordero.” La gracia electiva los ha señalado de entre la masa general. según sus obras—Somos justificados por la fe, pero juzgados según (no por) nuestras obras. Porque el juicio general tiene por propósito primario la final vindicación de la justicia de Dios delante de todo el mundo, la que en esta dispensación agitada de bien y mal, aunque gobernando en verdad al mundo, ha sido por el tiempo menos manifiesta. La fe es sólo apreciable a Dios y al creyente (Filipenses 2:17); pero las obras son discernibles a todos. Estas, pues, vienen a ser la prueba evidencial que decide la condición eterna de los hombres, y demuestran que la administración del juicio llevado a cabo por Dios es del todo justa.

13. muerte y el infiernoGriego, “hades.” La identidad esencial del cuerpo moribundo y resucitado así se demuestra, pues la mar y la tumba (hades) entregan sus muertos. El cuerpo que pecó o que sirvió a Dios, en justa retribución, será también el cuerpo que sufrirá o que será recompensado. La “mar” puede tener un sentido simbólico [Gluver de Agustín.] además del literal, como en el 8:8; 12:12; 13:1; 18:17, 19: así “muerte” y “hades” son personificaciones (véase el 21:1). Pero el sentido literal apenas debe ser abandonado: todas las diferentes regiones en donde los cuerpos y las almas de los hombres estuvieron, los entregaron.

14. La muerte y el hades, como presentativos de los enemigos de Cristo y su Iglesia, se dice que fueron arrojados en el lago de fuego, para expresar la verdad de que Cristo y su pueblo ya nunca más morirán, ni estarán en el estado de los espíritus desincorporados. Esta es la muerte segunda—(a saber) “el lago de fuego,” se agrega en A, B, y Andreas. En el infierno, la antigua forma de la muerte, que fué uno de los enemigos destruidos por Cristo, no continuará, pero una muerte muy diferente reinará allí, “la eterna destrucción de (apartada de) la presencia del Señor;” un testimonio permanente de la victoria de Cristo.

15. La suerte dichosa de los justos no está mencionada aquí especialmente, como su dicha había comenzado antes del juicio final. Véase, sin embargo, Mateo 25:34, Mateo 25:41, Mateo 25:46.

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