Por mi parte, les deseo de todo corazón que la gracia de nuestro Señor Jesucristo, la caridad de Dios y la comunión de su Espíritu Santo moren con todos ustedes. Amén es requerido en el griego, pero fue agregado por la Iglesia de Corinto, que estaba acostumbrada a dar esta respuesta tan a menudo como se leía esta epístola. Cuando recordamos el exceso de corrupción que había reinado en la ciudad de Corinto bajo el paganismo, exceso atestiguado por autores profanos, y del que S.

Pablo trae a su memoria, (1 Corintios vi. 9.) todos estamos asombrados de que en el corto espacio de cuatro años el evangelio hubiera operado entre los fieles de esta iglesia, un cambio tan prodigioso en sus modales, y que se convirtieron en capaz de recibir lecciones de moralidad tan pura como la del apóstol. (Bergier.)

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