Entonces, viendo que todas estas cosas han de ser disueltas, que el mundo y todas las cosas en el mundo pasarán en poco tiempo, no pongas tus afectos en ellas: sean santas tu vida y tu conversación. De acuerdo con las promesas divinas, busquen cielos nuevos y tierra nueva, donde morará la justicia, donde no entrarán los pecadores, sino los justos, en un nuevo estado de felicidad sin fin.

Haz, pues, tu esfuerzo el ser hallado a los ojos de Dios sin mancha y sin mancha; y mira la larga paciencia de Dios, quien difiere para castigar a los pecadores como se merecen, para ser un efecto de su misericordia y para tu salvación. (Witham)

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