Burladores [1] con engaño (como los que se burlan de toda religión revelada) andando según sus propias concupiscencias, como si pudieran entregarse a todo lo que sus inclinaciones les impulsa, diciendo: ¿dónde está su promesa, o su ¿próximo? No creen ni consideran lo que se ha revelado acerca de la venida de Cristo para juzgar a todos, recompensar a los buenos y castigar a los malvados.

Tales eran los saduceos, que no creen en la inmortalidad del alma ni en la resurrección; tales fueron en todo momento aquellos hombres ateos, que se esforzaron por persuadirse a sí mismos de que toda religión no es más que una invención humana y política; de este número son los que algunos en nuestros días llaman librepensadores. San Pedro nos da aquí las palabras de estos libertinos incrédulos, a los que llama burladores: ¿ dónde, dicen, está su promesa? esas pretendidas promesas de Dios, esas predicciones y amenazas en las Escrituras? ¿Qué aspecto de la venida de Cristo para juzgar al mundo? porque, desde que los Padres durmieron, desde la muerte de los patriarcas y profetas, todo continúa. (Witham)

[BIBLIOGRAFÍA]

In deceptione illusores; la verdadera lectura en griego es, como la ha restaurado el Dr. Wells, en griego: en empaigmone empaiktai, illusione illudentes.

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