La voz de una gran multitud. Menoquio aplica esta voz a la multitud de ángeles y santos, que por su fuerza puede compararse con la voz de las aguas turbulentas, y por el terror con que golpea a los malvados. Pastorini entiende por esta voz de muchas aguas, las voces de muchos Ángeles que presiden las naciones, denotadas por las aguas, que antes habían gemido bajo la tiranía del anticristo; y la voz de grandes truenos, la del ángel que preside el fuego, que, como se emplea en las máquinas militares, por su explosión se asemeja a un trueno. Cabe señalar que este último autor lo remite a la última etapa del mundo.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad