El Señor. Se prostituye el nombre más sagrado de Dios (Jueces xvii. Y xviii; Sabiduría xiv. 21) y se erige un altar a este ídolo; aunque algunos fingen, que Aarón quería que Dios fuera adorado bajo esta semejanza. Su debilidad era inexplicable, y Dios lo habría matado si no hubiera intercedido Moisés, Deuteronomio ix. 20. Quienes se comprometen a justificarlo, no entren en los sentimientos de Dios; y el ofensor mismo no pide excusa, sino la violencia del pueblo, ver. 23. (Salien.) --- Mañana, cuando se cumplieron los 40 días, y Moisés regresó vestido de terrores. (Haydock)

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