Aarón construyó un altar siendo arrastrado por la corriente; y proclamó una fiesta , es decir, de dedicación; sin embargo, él lo llama una fiesta para Jehová Por la cual es aún más evidente que el pueblo no tenía la intención de terminar su adoración en la imagen, sino que estaba diseñado para adorar al Dios verdadero en y por este becerro, que tenían la intención de considerar solo como un señal visible de la presencia de Dios con ellos, y un medio por el cual transmitirle su adoración. Y, sin embargo, esto no los excusó del pecado de la idolatría más de lo que excusará a los papistas, cuyo argumento es que no adoran las imágenes que usan, sino a Dios, o Cristo, por las imágenes, haciéndose así ellos mismos. idólatras como los adoradores del becerro de oro, cuya fiesta era una fiesta para Jehová, y proclamado ser así, para que los más ignorantes e irreflexivos no lo confundan.

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