Percibiendo que tenía. No parece que San Pablo haya tenido ninguna conversación previa con el hombre al que sanó en esta ocasión, ni le haya exigido ningún testimonio de su fe. Pero vio que tenía fe, quizás por inspiración, o por la confianza y el entusiasmo que el hombre cojo puede haber mostrado en su rostro y acciones. (Calmet, etc.)

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