Me he quedado atrás, etc. Te he descubierto todo lo que puede ser útil para tu salvación. Ni el miedo, ni ninguna consideración humana, me ha prevalecido para disimular o reprimir las verdades que podrían ser útiles para ti. Este es el modelo de un buen pastor. Lleno de doctrina y de celo, comunica lo que Dios pone en su corazón, y la caridad lo inspira a hablar, con abundancia, con discreción, sin celos, sin miedo.

Un buen pastor, solía decir San Bernardo, siempre tiene pan en su alforja y su perro al cuidado. El perro es su celo, que debe ser encadenado, gobernado y moderado. Su alforja, llena de pan, es su mente, llena de todo conocimiento, que siempre está en el estado de dispensar como alimento a su rebaño.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad