Oh Jerusalén, no está en hebreo ni en San Jerónimo, sino en la Septuaginta. Algunas pocas cosas pueden referirse a la Jerusalén terrestre, aunque el profeta habla principalmente de lo celestial y de la Iglesia. --- Señor, muy grande. Cristo vino a salvarnos. (Calmet) --- Dios previene por su gracia, pero el hombre debe cooperar para ser justificado. (Worthington)

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