El motivo de Pilato, para ordenar que nuestro Salvador fuera azotado, no fue otro que éste; para que los judíos pudieran estar satisfechos con estos sus numerosos sufrimientos, y no pudieran buscar más su muerte. Por la misma razón, igualmente, permitió que sus soldados infligieran esas crueldades inauditas, que se relatan en la secuela. (San Agustín, tratado. 110. en Joan.)

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