Por tanto, todo aquel que ha oído hablar del Padre y ha aprendido de él quién soy, viene a mí por fe y obediencia. En cuanto a otros, cuando la Escritura dice que son enseñados por Dios, esto debe entenderse como una instrucción espiritual interior, que tiene lugar en el alma y no cae bajo los sentidos; pero no menos real por eso, porque es el corazón el que escucha la voz de este maestro invisible.

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