No nacemos de la fornicación; tenemos un Padre, Dios. Estos judíos percibieron que Cristo había insinuado que no eran los verdaderos y fieles hijos de Abraham; y por eso respondieron de esta manera. Pero Cristo respondió, si Dios fuera su Padre, si ustedes fueran sus hijos obedientes, también creerían en mí y me amarían; porque de él procedo, y de él vengo, su verdadero Hijo, y no enviado por él al mundo. Pero no puedes oír mi palabra, porque no lo harás por tu propia ceguera obstinada y deliberada. (Witham)

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