Pezuña partida y rumia. Partir la pezuña y rumiar significa discreción entre el bien y el mal, y meditar en la ley de Dios: y donde falta alguno de estos, el hombre es inmundo. De la misma manera, se consideraba inmundo a los peces que no tenían aletas ni escamas: es decir, almas que no se levantaban con la oración y no se cubrían con las escamas de las virtudes, (Challoner) particularmente de la mortificación y la penitencia. (Worthington)

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