Las piedras. Este es un proverbio, como si hubiera dicho: Dios ha resuelto glorificarme en este día, para que se cumplan las profecías. Nada puede obstaculizar la ejecución de sus decretos; si los hombres guardaran silencio, haría que hasta las piedras hablaran. (Calmet) --- En la crucifixión de nuestro Redentor, cuando sus amigos callaron por miedo, las mismas piedras y rocas hablaron en su defensa. Inmediatamente después de su muerte, la tierra se movió, las rocas se partieron y los monumentos de los muertos se abrieron.

(Ven. Beda) --- Tampoco es de extrañar si, contrariamente a la naturaleza, las rocas denotan las alabanzas del Señor, ya que incluso fue alabado por una multitud, mucho más insensible que las mismas rocas, al crucificarlo solo un pocos días después, a quienes ahora saludan con Hosannahs de alegría. (San Ambrosio)

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