En su propia ciudad, es decir, la ciudad de la familia de cada uno. José y María, ambos de la familia de David, fueron obligados a ir a Belén, la ciudad de David, donde por la Providencia, según las predicciones de los profetas, iba a nacer el Mesías. (Witham) --- Este decreto se llevó a cabo por una providencia especial del Todopoderoso, que cada uno podría ser obligado a ir a su propio país; y que de ese modo el Salvador de Israel podría escapar más fácilmente de las trampas del traicionero Herodes.

(Ven. Beda) --- Esta circunstancia, además, fue un testimonio público, para ser guardado en los archivos del país, del nacimiento y descendencia del Mesías. Augusto sólo tenía la intención de enumerar a sus súbditos, pero entre ellos estaba contado su Dios.

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