Así sucede con el que anuncia el evangelio del reino de Dios, como con el sembrador. Porque ya sea que duerma o se levante, la ver crecerá sin que él sepa; y la tierra bien preparada, por la bendición de Dios, será productiva: así la palabra de Dios, difundida en el corazón del hombre, aumentará y fructificará independientemente de toda la solicitud del predicador, hasta que quien la haya recibido, llegue a la medida de la edad y la plenitud de Cristo, será retirado por Dios de este mundo y será llamado a sí mismo. (Biblia de Vence)

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