Jesucristo no consintió en la petición que le hicieron, porque habrá otro tiempo para señales y prodigios, a saber. su segunda venida, cuando los poderes del cielo sean conmovidos y la luna rechace su luz. Esta su primera venida no es para aterrorizar al hombre, sino para instruir y almacenar su mente con lecciones de humildad y todas las demás virtudes. (Teofilactus)

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