Los mismos pelos, etc. Dios no cuenta los cabellos de nuestra cabeza a la manera de los hombres, sino que con esto nuestro Salvador muestra el conocimiento infinito que el Todopoderoso tiene de todas las cosas, y la bondad de su Providencia, que vela por cada parte, incluso la más diminuta de la creación. (San Juan Crisóstomo, hom. Xxxv.)

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