Nadie nos ha contratado. San Juan Crisóstomo nos recuerda de nuevo que en las parábolas todas las partes no son significativas, pero algunas cosas deben tomarse como meros adornos de discursos parabólicos, como aquí murmuraciones, que no se encuentran en el cielo: ni los hombres pueden pretender que no son contratados para el servicio de Dios; Dios dio luces, llamó, contrató y prometió el cielo a todos. Las recompensas en el cielo también son diferentes.

Y los últimos llamados, si trabajan con mayor fervor, pueden merecer una recompensa mayor que los otros llamados antes que ellos. (Witham) --- El texto griego termina con, recibirás lo que sea razonable. --- Debemos observar aquí, dice San Juan Crisóstomo sobre las palabras, porque nadie nos ha contratado, que esta es la voz de los obreros solamente, como excusa por no haber entrado en su trabajo antes de esta hora tardía; porque el dueño de la viña había demostrado su voluntad de contratarlos a todos, saliendo temprano con ese propósito. Aunque la culpa fue de ellos, no los reprende, sino que se abstiene de toda aspereza y severidad, para poder enfrentarlos más fácilmente. (Hom. Lxv.)

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