Y cuando lo recibieron. Por los que trabajaron todo el día en la viña, debemos entender a los que han pasado toda su vida al servicio de Dios; pero no hemos de inferir de ahí que en el reino de los cielos, donde todos reciben su justa recompensa, haya envidia, descontento o alguna queja. Con estas palabras, Cristo desea transmitir a nuestras mentes una idea de los inmensos honores que recibirán todos los que regresen con sinceridad, aunque en la decadencia o incluso al borde de la vida, al Todopoderoso. Tan grande será su recompensa, que despertaría envidia, si fuera posible, incluso en los elegidos. (San Juan Crisóstomo, hom. Lxv.)

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