Y el sirviente inútil. Así, no sólo los rapaces, los injustos y los malhechores, sino también todos los que descuidan el bien, son castigados con la mayor severidad. Dejemos que los cristianos escuchen estas palabras y, mientras el tiempo lo permita, abrazen los medios de salvación. (San Juan Crisóstomo, hom. Lxxix.) --- Que nadie permita que su talento permanezca sin cultivar y, por así decirlo, escondido y enterrado en esta infeliz tierra del mundo y de la carne, que ocupa todos sus pensamientos y afectos más que el honor y la gloria de Dios, o el bienestar eterno de sus propias almas o las de sus prójimos.

--- Las parábolas anteriores tienden manifiestamente a despertar en nosotros una gran vigilancia, bajo la justa aprehensión de la estricta cuenta que en adelante debemos dar de nuestros respectivos talentos. Jesús, por lo tanto, concluye naturalmente estas parábolas con una descripción de ese día terrible que sucederá al ajuste de cuentas final, y que fijará inalterablemente nuestra morada en la felicidad eterna o en la miseria eterna. En esta descripción debemos señalar: 1. los preparativos para esta espantosa escena; 2. la sentencia dictada por el juez; 3. la ejecución de esta sentencia.

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