Algunos de los guardias entraron en la ciudad. Es probable que se hubieran retirado un tiempo a algún lugar para consultar qué decir y cómo evitar ser castigados. Los principales sacerdotes, después de consultar sobre el asunto, les ordenaron que dijesen que cuando dormían, los discípulos vinieron y robaron el cuerpo de Jesús. Este informe se difundió por todas partes. San Agustín se ríe de ellos por su ceguera y locura, al traer hombres como testigos de un hecho, que ellos mismos reconocen que fue hecho mientras dormían. (Witham) --- El poeta Sedulius tampoco es menos severo con estos guardias infieles: Mentita est vox vana sibi; tamen ista figuram

Res habet egregiam, Judæis constat ademptum,

Quem nos devoto portamus pectore Christum.

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