Jesús, extendiendo su mano, lo tocó. Según la ley de Moisés, cualquiera que tocara a un leproso contraía una impureza legal: pero no tocándolo para curarlo, dice Teofilacto. Además, Cristo les enseñaría que él no estaba sujeto a esta ley. (Witham) --- "Lo tocó". Demostrar, dice San Cipriano, que su cuerpo, unido a la Divinidad, tenía el poder de curar y dar vida.

También para mostrar que la antigua ley, que prohibía tocar a los leprosos, no tenía poder sobre él; y que lejos de ser contaminado por tocarlo, incluso limpió al que estaba contaminado con él. (San Ambrosio) --- Cuando los apóstoles curaron al cojo, no lo atribuyeron a su propio poder, sino que dijeron a los judíos: ¿Por qué se maravillan de esto? Pero cuando nuestro Salvador sana al leproso, extendiendo su mano, para mostrar que iba a actuar por su propia voluntad, e independientemente de la ley, dijo: "Quiero. Sé limpio"; para demostrar que la curación fue efectuada por la operación de su propia voluntad divina. (San Juan Crisóstomo, hom. Xxvi.)

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