Nosotros ... somos bautizados en su muerte. Griego, hasta su muerte. El apóstol alude aquí a la forma de administrar el sacramento del bautismo, que luego se hacía por inmersión o sumergiendo al bautizado bajo el agua, en el que encuentra una semejanza con la muerte y sepultura de Cristo bajo tierra, y de su resurrección a un vida inmortal. Así, después del bautismo, debemos levantarnos para llevar una vida completamente diferente: habiendo sido también, cuando fuimos bautizados y convertidos en cristianos, plantados como ramas injertadas en Cristo, esforcémonos por producir los frutos de una vida virtuosa.

(Witham) --- Anciano ... cuerpo de pecado. Nuestro estado corrupto, sujeto al pecado y la concupiscencia, que nos viene de Adán, se llama viejo, como nuestro estado, reformado en y por Cristo, se llama hombre nuevo. Y los vicios y pecados que entonces gobernaron en nosotros, son llamados el cuerpo del pecado. (Challoner) --- El anciano y pecador debemos mirar como crucificado con él, y el cuerpo del pecado, o nuestro cuerpo pecaminoso, destruido. Debemos considerarnos a nosotros mismos como muertos al pecado, y que no debemos pecar más, ya que Cristo, habiendo resucitado una vez, ya no muere. (Witham)

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