Mis ojos. La Septuaginta Vaticana, el árabe y San Agustín dicen, "mis enemigos", pero nuestra Vulgata sigue con mucha frecuencia la edición de Aldus y Complutensian (Berthier), que aquí concuerda mejor con el hebreo, "impedí que mis ojos miraran hacia arriba"; (San Jerónimo; Símaco) o, "has guardado las vigilias de mis ojos", (Aquila) impidiéndome dormir; (Haydock) para que no estuviese vigilando solo tres horas, como los centinelas, sino toda la noche.

(Calmet) --- El repentino discurso a Dios parece incorrecto. (Berthier) --- Me levanté antes de la hora habitual, pero no expresé mis sentimientos, (Worthington) estaba bastante oprimido tanto por el dolor como por la alegría. (Haydock) --- No me atreví a hablar, ya que estaba convencido de que tus juicios eran correctos. (Menochius)

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