Y él se levantó, comió y bebió, y fue con la fuerza de esa carne, alimento que había recibido poderes sobrenaturales de fuerza sustentadora, cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios. Como Moisés antes que él, Dios lo preservó milagrosamente. Nota: Sucede una y otra vez que los pastores fieles se cansan y se angustian cuando ven que sus fervientes labores dan tan poco fruto. Pero Dios siempre tiene fuerza para ellos en Su Palabra y en el poder de Su Espíritu.

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