Y Ben-adad envió a él y dijo, con la ira de un tirano que se ve frustrado: ¡ Los dioses me hagan así, y más aún, si el polvo de Samaria bastará para los puñados de todo el pueblo que me sigue! Su intención era destruir la ciudad de manera tan absoluta que el polvo de las ruinas ni siquiera sería suficiente para el propósito mencionado por él.

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