Ahora, por tanto, quédense quietos para que yo pueda razonar con ustedes, como si él estuviera conduciendo su propia causa ante un juez, ante el Señor de todos los actos justos del Señor, las bendiciones de Dios por razón de la fidelidad de su pacto, en cumplimiento de Su promesas solemnes que les hizo a ustedes y a sus padres.

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