Ahora, pues, quédate quieto, para que yo razone contigo delante del SEÑOR acerca de todas las justicias que el SEÑOR hizo contigo y con tus padres.

Ver. 7. Ahora pues, quédate quieto. ] No se apresure, no se enfade, sino sufra las palabras de reprensión y amonestación. Una persona orgullosa habría respondido: ¿Quién puede quedarse quieto para que le saquen los ojos? Un caballo testarudo arroja a su jinete y se levanta contra él.

Para que pueda razonar contigo. ] O, contienda con usted en el juicio. Dulcemente dijo Epicteto: Un reprobador fiel y prudente es un Mercurio, o mensajero enviado por Dios, para reducir a un hombre a una mejor práctica.

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