Y el pueblo, despertando al fin de su actitud de aparente indiferencia y sumisión silenciosa, dijo a Saúl: ¿Morirá Jonatán, que ha realizado esta gran salvación en Israel? Consideraron su gran victoria como una evidencia directa del favor y la ayuda de Dios. ¡Dios no lo quiera! Vive el Señor, que no caerá a tierra ni un solo cabello de su cabeza; porque él ha trabajado con Dios en este día, obviamente fue una herramienta en la mano de Dios. Entonces el pueblo rescató a Jonatán del destino que lo amenazaba y no murió.

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