Y el pueblo dijo a Saúl: ¿Ha de morir Jonatán, que ha hecho esta gran salvación en Israel? Dios libre: vive Jehová, que no caiga en tierra ni un cabello de su cabeza; porque ha obrado con Dios hoy. Así rescató el pueblo a Jonatán, para que no muriera.

El pueblo salvó a Jonatán, para que no muriera. Cuando Saúl se dio cuenta de la transgresión de Jonatán con respecto a la miel, aunque fue por ignorancia y sin culpa, estaba, como Jefté, a punto de dar muerte a su hijo, de conformidad con su voto. Pero la conciencia más ilustrada del ejército impidió que se empañara la gloria del día con la sangre del joven héroe, a cuya fe y valor se debía principalmente.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad