Y sucedió que mientras adoraba en la casa de Nisroch, su dios, la principal divinidad asiria, representada en forma humana con alas dobles y cabeza de águila, Adrammelec y Sarezer, sus hijos, lo hirieron con la espada, como el Señor había predicho, verso 7; y escaparon a la tierra de Armenia. Y reinó en su lugar su hijo Esarhaddon. Así, todos los enemigos del Señor encontrarán frustrados todos sus planes y ellos mismos serán víctimas de una terrible destrucción.

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