Por tanto, la lepra de Naamán se te pegará a ti ya tu descendencia para siempre. Ese fue el castigo de Dios por su engaño y su avaricia. Y salió de su presencia un leproso blanco como la nieve. Los hombres entre los siervos del Señor que han negado la fe y la buena conciencia y han puesto su afecto en las cosas de este mundo recibirán su castigo por la mano de Dios, si no ahora, seguramente en el más allá.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad