Envié entre ustedes la pestilencia a la manera de Egipto, llamada así porque prevalecía en ese país; a tus jóvenes he matado a espada, sobre todo cuando los israelitas sufrieron derrotas a manos de los sirios, y se llevaron tus caballos, que también fueron sacrificados en la batalla; y he hecho subir hasta vuestro olfato el hedor de vuestros campamentos, es decir, el de cadáveres de hombres y bestias. Sin embargo, no habéis vuelto a mí, dice el Señor, aunque este castigo no haya tenido efecto sobre ellos.

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