La bestia que has visto era y no es; y subirá del abismo y entrará en perdición; y se maravillarán los moradores de la tierra, cuyos nombres no están escritos en el Libro de la Vida desde la fundación del mundo, cuando contemplen la bestia que era y que no es y que todavía es.

El ángel notó la expresión de asombro horrorizado en el rostro de Juan, y se apresuró a iluminarlo: Y el ángel me dijo: ¿Por qué te maravillas? Te diré el misterio de la mujer y de la bestia que la lleva que tiene las siete cabezas y los diez cuernos. El propio ángel se compromete a explicar al vidente lo que no pudo adivinar ni explicar, a revelar el misterio de la gran ramera y de la bestia que sirvió de bestia de carga para su desvergonzado yo y las abominaciones de su inmundicia.

El ángel ahora explica primero el significado de la bestia: La bestia que has visto era y no es, y subirá del abismo y entrará en perdición; y se maravillarán los moradores de la tierra, cuyo nombre no está escrito en el Libro de la Vida desde la fundación del mundo, cuando vean a la bestia que era y que no es, y sin embargo está presente. Aquí está el primer paso en la solución del misterio que causa que la ramera, el reino del Anticristo, se conecte con la bestia, el Imperio Romano.

Porque es el Imperio Romano sobre el que se asienta la Iglesia del Anticristo, en sí misma una continuación del antiguo imperio mundial romano. Porque este último fue antes del reino del Anticristo; luego llegó a su fin en 476, cuando las hordas germánicas conquistaron Roma; luego, para gran sorpresa de todos los que tienen su marca en la frente, volvió a surgir del abismo; fue revelado en todo su horror por la Reforma y ha perdido su influencia ilimitada; y, sin embargo, está presente hasta el día de hoy, y está destinado a la perdición eterna en el último día.

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