Pero si no, es decir, si una liberación no está de acuerdo con Su consejo y voluntad, sepan, oh rey, que no serviremos a tus dioses ni adoraremos la imagen de oro que has erigido. Tenemos aquí un excelente ejemplo de la lealtad de la fe y de la mansa sumisión a la voluntad de Dios. A los cristianos en una situación similar también les puede resultar imposible producir una comprensión de los problemas involucrados en las mentes de sus adversarios. Por lo tanto, no intentarán justificar su actitud, sino que dejarán el asunto enteramente en manos de Dios, cuyos caminos son siempre buenos.

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