Oh Dios mío, inclina Tu oído, en actitud de atención voluntaria, y escucha; abre Tus ojos y contempla nuestras desolaciones, tanto las ciudades como sus ruinas están incluidas en este término, y la ciudad que es llamada por Tu nombre, literalmente, "sobre la cual es llamado Tu nombre", donde Dios se había revelado tan gloriosamente a Sí mismo, que Al elegirlo para Su Santuario, se había elevado tan alto entre las ciudades del mundo; porque no presentamos nuestras súplicas ante Ti, arrojándolas ante Él, por así decirlo, por nuestras justificaciones, dependiendo de cualquier estado o acto de justicia por parte de los solicitantes, sino por Tus grandes misericordias, ya que la gracia inmerecida de Dios, Su favor gratuito, es la única esperanza de los pecadores.

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